sexta-feira, 20 de julho de 2012

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Poquísima gente había ayer en la playa.
Día bastante nublado y hasta un poco de viento. Pero en mi caso, voy a la playa cuando puedo y no cuando quiero, así que siempre la encuentro agradable.
No se porqué pero me llamó la atención una mujer que estaba bajo una sombrilla y totalmente vestida. No daba para ver bien por el guardasol, pero parecía no estar sola, ya que continuamente se inclinaba hacia su derecha y parecía que hablaba con alguien.

Un par de jubilados jugaban ajedrez. Unos chicos más lejos dale que te dale a la raqueta, y los infaltables surfistas con sus tablas palafitas (las llamo así porque creo que viven en ellas).

Realmente la mujer vestida no estaba sola.
Pese a que no había sol, ella le pasaba filtro solar en la cara a su acompañante, con una suavidad y cariño maternal.
Es tan lindo el amor!
En eso pasaron dos ambulancias a toda sirena, un vendedor de no sé que cosa, y me olvidé del mundo y panza arriba, me dejé ser blanco de los malditos rayos ultravioletas, para que me arruguen como una pasa precozmente.
 
Cuando me levanté, la mujer había cambiado de posición y estaba de frente para mi. Estaban abrazados, y él tenía una mano sobre el seno izquierdo de la chica, y lo acariciaba lánguidamente. Ella le levantó la cabeza y lo puso a la altura de sus pechos. Él sin dejar de acariciar el seno izquierdo, comenzó a lamer por arriba de la ropa el derecho.
Ella pareció sentirse un poco incómoda y comenzó a mirar a su alrededor, para ver si alguien estaba observándolos. Sin dejar de abrazarlo, su mano se dirigió a la espalda y se soltó el soutien. Más miradas al entorno evitando curiosos y bajó su vestido hasta liberar un seno. Una boca hambrienta tomó cuenta de él, y abrazados aún más, la naturaleza y los instintos hicieron el resto.


No hay nada más hermoso que las cosas hechas con amor!

Volví a mi casa reconfortada por lo que vi.
No debe haber cosa más dulce, que contemplar una madre dándole de mamar a su hijo.

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Um comentário:

Anônimo disse...

Salvo el final, ¡me gustó todo! Mi imaginación se desbordó y mi corazón empezó a palpitar alocadamente pensando que aquella mujer amamantaba a un pobre niño sin recursos...


¡Bah, era su hijo! ¿Qué tiene de raro?


bisillos


zampónimo

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