terça-feira, 7 de agosto de 2012

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Metida de pata.


 
La última metida de pata que hice aquí en Montevideo, fue el viernes pasado.

Unas colegas de trabajo me invitaron al cumpleaños de Nosecuanto Jorge.
(Nosecuanto, es porque los uruguayos hablan muy rápido y todavía no les entiendo todo).

Sinceramente no me gusta ir a fiestas -mucho menos sin conocer al anfitrión-, pero para que no lo tomaran a mal, me hice presente.
Portadora de mi voluminoso (y pesado) regalo, llegué al club del festejo.
Mis colegas que ya estaban en la fiesta, salieron a buscarme y entramos juntas.

Cuán no sería mi sorpresa, cuando me ponen frente a una mujer y me presentan:

-Esquizofelia... te presento a Nosecuanto Jorge. La aniversariante.

Me quise morir! Yo pensaba que el cumpleaños era de un hombre!!!
Nunca hubiera imaginado que Jorge, podía ser un apellido.
En Brasil es nombre!
Tragué saliva, le di un beso y le entregué mi regalo.

Solo después de mucho tiempo, junté coraje para ir hasta la sala donde se exhibían los presentes.
Ropa, carteras, un cuadro, libros, CDs... Lo que más sobresalía de todos, era una hermosísima y cara... caja de herramientas importada.

Con mucho disimulo, le arranqué mi tarjeta, y volví a la fiesta.

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