sábado, 9 de junho de 2012

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Costumbres de pobres.


 La coleccionadora de cerámicas.

No hay salida que haga, que cuando regresa no haya comprado alguna cosita de cerámica o ese material blanco parecido a la porcelana, con decoraciones en dorado.
Patitos, budas, lechuzas, elefantitos (con el clásico billete arrolladito en la trompa), ceniceritos, muñequitas, en fin...todo de dudoso gusto.

La ecuación funciona más o menos así:
 
Cuanto más chiquitos sean sus hijos, más ella compra esos trastos.Y ay del que le quiebre alguna de esas cosas, desparramadas en cuanta mesita, repisa, arriba de la TV, en fin...en cuanta cosa horizontal haya en la casa.
 
Diariamente hace una inspección militar de sus cacharros, y nada de tratar de disimular si se quebró alguno y lo pegaron con supercola (guardada en la heladera).Es escándalo en puerta con el hijo que esté más cerca!

Lo cómico, es que cuando los nenes ya están creciditos, ella para de comprar.

Ahora...si la ven comenzando a comprar de nuevo, segurito que está preñada.

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