sábado, 31 de março de 2012

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Un amigo me comentó una vez que estaba con “complejo de Pato”.
 
El Pato es un ave que sabe andar, nadar y volar. Pero no es un modelo en ninguna de las tres cosas.
El andar del pato es tosco, nada despacio, y vuela muy mal.
Mi amigo dice que él sabe que no es un pato, y está seguro que no nació para pato. Pero...él está casi seguro que su jefe, lo ve como un pato!

¿Cual es el remedio para escapar del complejo de pato?

El Pavo Real anda más despacio que el pato. ¿Y quién ya vio un pavo real nadando o volando?
Pero... si alguien anda con una máquina fotográfica y ve un pato y un pavo real, no tenga la menor duda que va a fotografiar siempre al último.

El pavo real se muestra más, aunque sea menos competente, porque sabe “pavonearse”. O sea, el pavo real tiene algo que el pato no tiene: Marketing Personal.

Lógicamente que el pavo real no tiene la más mínima idea de lo que es Marketing Personal.
El pavo real es una obra de la naturaleza y no de sus propios talentos.

Ya un funcionario, tiene esa opción.

El precisa auto-promoverse.
El término auto-promoción tanto puede significar: querer aparecer gratuitamente a costa de los otros (lo que es reprobable), o divulgar de manera eficiente su propio trabajo (lo que es bien recomendado).

El buen marketing -sea de un producto o de un funcionario- está asentado sobre 3 pilares:

El primero: es preciso que el mayor número de personas, sepan lo que él hace.
Segundo: es necesario que esas personas se convenzan del beneficio de aquello que él hace.
Tercero: si esas personas estuvieran convencidas, ellas irán a divulgar lo que él hace de bien.

Todas las grandes marcas que conocemos, hicieron y hacen eso.

La función del “Pato”, es el trabajo sin imagen.
La función del Pavo Real, es la imagen sin trabajo.
 
La suma del buen trabajo con la buena imagen, es el marketing personal.

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