domingo, 3 de junho de 2012

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Yo estaba tan enamorada!
Tardé como dos semanas en saber su nombre. Recién se habían mudado al barrio, y no eran muy sociables que digamos.
Si yo fuera escultora, antes de conocerlo ya habría modelado su figura como el hombre perfecto.
Mi versión del Adonis a los 14 años.

Hacía lo imposible para coincidir en la panadería con él. Cruzábamos furtivas miradas, y los dos quedábamos rojos como tomates.
Nunca mi madre encontró en mi, tanta buena voluntad para salir a hacer los mandados, como en aquella época. Era solo decir que se le había terminado tal cosa, que yo salía volando a comprarlo.


Y fue en la verdulería....Si...
Un viernes a las 9 de la mañana.
Cruzamos miradas y él me sonrió.
Yo toda derretida y emocionada, le sonreí también.

-Te llamas EsquizOfelia, no?
-Si...y tu Andrés, no?

Fue todo lo que hablamos, pero los dos volvimos a nuestras casas felices. Ya éramos novios.
Mi madre se limitó a balancear la cabeza cuando le conté. Mis hermanas grandes se morían de risa. Mi viejo por ogro, se perdió la noticia.

Nuestro primer encuentro sería en la plaza. Casi en la esquina de casa.
Andrés estaba sentado en el banco que daba frente a la avenida principal. Seguramente pensaba que vendría directamente del colegio a encontrarlo. Pero no. Ese día no tuve aulas, por lo que al venir de casa, casi estaba de espaldas a mi. 
A medida que me acercaba, mis sospechas se disiparon.
Andrés tenía el dedo índice incrustado en la nariz, tan profundamente, que parecía que estaba tocándose la raíz de sus muelas por dentro!
 
Quedé paralizada. Asqueada. Pero no podía dejar de mirar...
 
Algo debió sacar de las profundidades de su esófago. Lo miró con atención. Como un joyero estudiando un diamante. Con la mirada en el vacío, pulgar e índice comenzaron con un leve jugueteo, tratando de transformar en una bolita el material extraído...
Y se la comió!!!!
Les juro que es la pura verdad!!!
Se comió el moco tan trabajosamente extraído y amasado.

Nunca más lo miré. Es más...me escondía para no encontrarlo.



El debe haber pensado que mis padres no me dieron permiso.

Yo aprendí que el amor como viene, se va.
Por eso ahora cuando un novio me deja, lo imagino sacándose los mocos y comiéndolos.
 
Y así no lloro.

..

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