quarta-feira, 8 de fevereiro de 2012

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Todo el mundo conoce la historia del “huevo de Colón”.
Pero la historia que está detrás de la historia, es mejor todavía.

La historia dice que el Cardenal Mendoza de España, ofreció un banquete después de Colón haber descubierto América.(que en aquellas épocas se llamaba Nuevo Mundo). Como mucha gente envidiosa había sido invitada, algunos se pusieron a disminuir los méritos de Don Cristóbal. Decían que por ejemplo, que cualquiera de los allí presentes con un barquito, y un poco de suerte, hubieran hecho lo mismo.

Cristóbal los desafió entonces, a poner un huevo parado arriba de una mesa.

Muchos lo intentaron, pero nadie lo consiguió. Nadie imaginó lo que Colón haría a continuación: quebrar contra la mesa una de las extremidades del huevo y así dejarlo en pié.

Moraleja: después que alguien muestra el camino, es fácil seguirlo.

Esta anécdota está buena, pero los historiadores afirman que el verdadero “padre del huevo en pié” no fue Colón. Fue un arquitecto italiano de la época del Renacimiento Filippo Brunelleschi, que había hecho el mismo truco con el huevo algunos años antes.

Cristóbal, que era italiano ya había escuchado esa historia, pero los españoles no. Y todos quedaron encantados con la creatividad de Colón.

Segunda moraleja: Cuando una idea es buena y su autoría es dudosa, lleva ventaja quien tiene más prestigio.

En el mundo empresarial, es muy común que un empleado tenga una idea brillante y se la exponga a su jefe. Ahí su jefe le dice que de buena no tiene nada, y que se olvide del asunto.
Una semana después, el jefe presenta la idea para el Director; como si fuera propia.

Tercera moraleja: Solo pare el huevo en el escritorio de su jefe, delante de testigos!

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