Hoy en día en las empresas, existen cada vez más personas que trabajan 12, 13 y hasta 14 horas por día.
Mismo en las raras horas de descanso, el tema favorito de esas personas continúa siendo el trabajo. Este trabajador compulsivo, tiene hasta un nombre en inglés: “workaholic”. La conjunción de dos palabras: trabajo y alcohólico.
Las empresas americanas gustaron de esa palabra, pero
convenientemente; adecuaron mal su sentido.
Un workaholic que trabajaba 13 horas por día (inclusive los finales de semana) pasó a ser el modelo del funcionario Super Productivo. Aquel que coloca los intereses de la empresa, aún por encima de su interés personal.
Es por eso que hoy, cualquier workaholic habla de su condición con orgullo y no con preocupación.
Hace unos 3 años en la empresa que yo trabajo, comenzó a verse que algunos ejecutivos y gerentes -todos en la faja entre los 30 a 40 años- ya demostraban preocupantes señales de desgaste físico y emocional.
Ahí la empresa contrató profesionales para realizar un estudio.
El estudio reveló que esos jerarcas tendrían una carrera más corta.
Porque serían incapaces de mantener ese ritmo vertiginoso por mucho tiempo.
Los workaholics -prevenía el estudio-, perderían su aceleración y luego tendrían que ser sustituidos.
¿Qué fue lo que nuestros ejecutivos y gerentes hicieron después de leer el estudio?
Inmediatamente ellos dejaron de trabajar 13 horas por día....
Y comenzaron a trabajar 14!!!
Solo para demostrar, que la empresa no precisaba preocuparse por ellos.
Un legítimo workaholic es así. Sin límites. Solamente preocupado por lo que está pasando ahora.
Pero...Y mañana?
Bueno...(diría cualquier workaholic que se aprecie como tal) Mañana es la disculpa del que nada tiene para hacer hoy!
El término workaholic nació en 1971 en Estados Unidos en un artículo de un profesor en
Mismo en las raras horas de descanso, el tema favorito de esas personas continúa siendo el trabajo. Este trabajador compulsivo, tiene hasta un nombre en inglés: “workaholic”. La conjunción de dos palabras: trabajo y alcohólico.
Las empresas americanas gustaron de esa palabra, pero
convenientemente; adecuaron mal su sentido.
Un workaholic que trabajaba 13 horas por día (inclusive los finales de semana) pasó a ser el modelo del funcionario Super Productivo. Aquel que coloca los intereses de la empresa, aún por encima de su interés personal.
Es por eso que hoy, cualquier workaholic habla de su condición con orgullo y no con preocupación.
Hace unos 3 años en la empresa que yo trabajo, comenzó a verse que algunos ejecutivos y gerentes -todos en la faja entre los 30 a 40 años- ya demostraban preocupantes señales de desgaste físico y emocional.
Ahí la empresa contrató profesionales para realizar un estudio.
El estudio reveló que esos jerarcas tendrían una carrera más corta.
Porque serían incapaces de mantener ese ritmo vertiginoso por mucho tiempo.
Los workaholics -prevenía el estudio-, perderían su aceleración y luego tendrían que ser sustituidos.
¿Qué fue lo que nuestros ejecutivos y gerentes hicieron después de leer el estudio?
Inmediatamente ellos dejaron de trabajar 13 horas por día....
Y comenzaron a trabajar 14!!!
Solo para demostrar, que la empresa no precisaba preocuparse por ellos.
Un legítimo workaholic es así. Sin límites. Solamente preocupado por lo que está pasando ahora.
Pero...Y mañana?
Bueno...(diría cualquier workaholic que se aprecie como tal) Mañana es la disculpa del que nada tiene para hacer hoy!
El término workaholic nació en 1971 en Estados Unidos en un artículo de un profesor en
sicología, el Dr. Waynes Oates.
Ya en el primer párrafo, el Dr. Oates dejaba bien claro que el workaholic, no es un ejemplo que debía ser seguido.
Es un enfermo que precisa de tratamiento.
Ya en el primer párrafo, el Dr. Oates dejaba bien claro que el workaholic, no es un ejemplo que debía ser seguido.
Es un enfermo que precisa de tratamiento.
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