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Creo que fue aquí en el blog, que conté que Uruguay está lleno de turistas Brasileros.

Si el mundo es chico, que no será este país con solo 3 millones y pocos habitantes. Caminaba por la 18 de Julio al trabajo, cuando a los berros escucho: Esquizofeeeeelia!!!!

Lo reconocí enseguida. Un antiguo colega de trabajo en Sao Paulo, gastando sus ahorros en las paquetas lojas montevideanas.

Nos besamos, charlamos, y lo invité a que me acompañara a mi escritorio para “chusmiar” actualizando nuestras vidas. Cafecinho Pilão da nossa terra (los brasileros tomamos café en verano como en invierno), ¿te cuerdas de Sultanito? ¿Y de Menganita? Hasta que me preguntó:

-¿Y cómo me encuentras?

-Te encuentro óptimo,  igual de buen mozo, simpático…apenas menos.

-¿Menos que? ¿Con barriga, menos cabello, menos blancos los dientes?

-No, noooooo Fulano. Te encuentro muy bien. Apenas… menos.

Fue la primera vez que apliqué lo que había leído hace un tiempo en un artículo de Marcel Proust. La reacción de las personas es de total alarma.

Con el tiempo no empeoramos necesariamente. Continuamos lindos o feos, inteligentes o burros, buenos o malos, solo que…menos.

Creo que hasta para un excelente observador, es tarea difícil detectar qué de nosotros está…menos. ¿Menos vitalidad en los gestos? ¿Menos rapidez en los pensamientos y en las respuestas?¿Menos alegría en la sonrisa?

El tiempo es un verdugo gradual. No tiene, ni necesita tener prisa. El ritmo con que quedamos cada vez….menos, dará la medida de nuestra decadencia.

Volviendo de mis vacaciones, estuve unas horas en Brasil y haciendo zapping en la TV, asistí un comercial de jabones de Xuxa. Me acuerdo de sus fotos en las primeras páginas de las revistas, y hasta en la Playboy, y descubrí que ella estaba como siempre, pero….menos.

No necesito de espejo para ver como estoy. El rostro cuenta todo y en detalles. La gente debe ver mi rostro fatigado, mi mirar cansado de todo.

Yo también estoy….menos.

Cada vez… menos.

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